La homeopatía genera debates polarizados y muy pasionales en los que la
caricaturización es un riesgo
Podemos enarbolar la bandera de científico informador aséptico tipo @vbaos y demonizar la efectividad de unas hierbas por ser
comparables al efecto placebo. Eso cuestiona la existencia de dicho efecto, cuando
a veces resulta suficiente para cubrir la demanda del usuario. El placebo tiene además otro papel. Es nuestro comparador de eficacia. La meta para el medicamento es
superar ese efecto en encorsetados ensayos con la estadística y la farmaindustria
a su favor. Y aún así, a veces cuesta.
La desinformación es otro argumento que se sostiene desde esta
posición ortodoxa “El consumidor de homeopatía debe saber que no vale para nada”. Paradójicamente, desde la medicina oficial se
continúan prescribiendo fármacos de baja utilidad terapéutica (UTB) o
recomendaciones basadas en el “apropósitodeuncaso”
cuya eficacia es equivalente al placebo o menor, pero que resultan sorprendentemente efectivas
al prescribirlas el facultativo en el que confías. Curioso. Y el paciente sin
saberlo. Este prescriptor (nada excepcional, dado que las UTB estaban en el top
5 de fármacos más dispensados) utiliza estrategias similares al “homeópata”
pero se le presupone la capacidad de ponderar que la dolencia no precisa del
medicamento y es suficiente con el efecto placebo. De todos modos, esto no
justifica la sobreprescripción de ginko biloba, somazina u omega 3 en los casos
en los que la indicación sería no-prescripción.
En una ingeniosa reflexión acerca del placebo y su efecto @pitiklinov se cuestiona lo siguiente: ¿podría la medicina oficial
encontrar una manera de movilizar el efecto placebo de una forma que fuera
éticamente aceptable? “tómese esto que no vale para nada” Probablemente
no.
La homeopatía no sólo se sostiene por el efecto placebo o la paradójica desinformación,
sino también por la ambivalencia en las
coberturas del Sistema Nacional de Salud (SNS) y por la medicalización de la
demanda aprehendida a base de pastillas. La utópica universalización de una
asistencia sobre un modelo bio-psico-social es el principal factor de
confusión. Hay unos presupuestos y unas prioridades, con una garantía de
equidad, que dejan fuera de cobertura demandas legítimas bajo ese modelo, pero inasumibles
desde nuestro SNS. Una pena que su defensa pueda resultar en un balance
negativo de votos. Si no, véase el revuelo por la retirada de un “máster de
homeoterapia” en una universidad pública española
También podemos culpar al capitalismo y los valores… pero
eso se me escapa todavía más.
“¿Homeopatía en el
sistema sanitario público?”
“No, ya es suficiente con lo que por ahora aún hacemos mal”.
Esa sería mi respuesta.