Según las últimas intenciones de voto filtradas
Podemos llegaría a alcanzar el 12% en las próximas elecciones generales y nadie parece que vaya a mover un dedo. El PSOE, en reformación, no considera a Podemos como rivales sino como socios (incluso como ejemplo). Rajoy, por su parte, está
en modo del Bosque y no hará no hace nada más que estar ahí
viendo pasar el tiempo. IU, curiosamente son los únicos que levantan un poco la voz pero para venir a decir, "¡hey! que eso mismo lo decíamos nosotros antes" pero, claro, con
Cayo Lara en vez de con
el Coletas. La cosa de la imagen que tan bien tenían aprendida los
sovietícos no caló en el PCE al parecer. No me veo yo un nuevo logo de Izquierda Unida con la cara de Cayo
a lo Ché por ejemplo.Y, bueno, a
Felipe VI, tampoco lo veo yo por la labor de tomar ahora las riendas del país. Yo lo veo ahora más precupado intentando lavar la imagen de la
monarquía:
-Leti, mira qué nick más molón se me ha ocurrido para Twitter: FLiP6
-Anda Leonor, ve a jugar con tu padre mientras yo me pienso si le pego una colleja o un capón con nudillo.
¿Es que hay que hacer algo? Yo creo que sí. Creo que hay que desmontarle el templo a Iglesias aunque sea difícil. El tipo sabe hablar y es telegénico, dos cualidades que no son demasiado comunes en los políticos españoles (¿quién fue el último? ¿Suárez?). Es relativamente fácil debatir desde la demagogia como hace él y no parece que nadie se atreva a discutirle de verdad. ¿Quién podría debatir con él? ¿
Bertín Osborne? Es el que más se ha acercado y porque no ha sido con él directamente
sino con una simpatizante... una groupie de la
estrella de rock en que se ha convertido Iglesias. -
INTERMISSION GEEK: Me ha venido a la mente la imagen de Pablo Iglesias como Gaius Baltar rodeado de acólitas en Battlestar Galáctica. ¿Y si el tipo este se ha metido en política para f.....?-
Sí, reconozco que pisar callos como está haciendo magistralmente Pablo Iglesias es algo que necesitaban los políticos de este país. Está subiendo, al menos, el nivel de exigencia dialéctica y de explicaciones debidas al electorado que había hasta ahora. Pero eso no esconde que la alternativa que él representa da
miedo,
mucho miedo. Por
lo que dice y defiende y, sobre todo, por cómo lo acoge el público en general.
Toma Venezuela
como modelo y a sus seguidores no se les enciende ni una bombillita de alarma. Dice que no le gusta el duopolio mediático que hay (el que lo aupó a la fama y le dio su victoria electoral) y que él defiende que los medios sean servicios controlados por el estado y los periodistas le aplauden con las orejas. La Guardia Civil lo tiene fichado como persona de contacto de una organización filoterrorista y sus votantes se multiplican. Dice que la democracia se inició
gracias a la guillotina y aquí paz y después gloria (no entremos en los errores y tergiversaciones en las que cae Iglesias en ese vídeo: la democracia moderna se inicia en los EEUU y no en Francia y olvida que el propio Robespierre que él define como "gran revolucionario" fue también guillotinado). Él, profesor de universidad en España (y como tal, perteneciente a una élite endogámica ajena a evaluaciones de rendimiento y resultados) acusa de
casta a los políticos (que al menos son votados cada 4 años con los mismos mecanismos que le han dado a él
el poder ahora) y a nadie le chirría. Como tampoco parece motivo de sospecha el desmesurado culto a la personalidad que fomenta.
Me cuesta horrores abstenerme de hacer una
Reductio ad Hitlerum pero al menos me gustaría que no se obviara que, aunque España está mal, siempre puede estar peor.