Hace unos meses, a propósito de
otra convocatoria más de MIR-EIR-PIR et al., leí este post Médicos técnicos y enfermeras humanistas. El MIR entre líneas y surgieron una serie de comentarios posteriores. En Twitter la limitación de
caracteres es un filtro estupendo para prosas veleidosas y arborizadas como la
mía. Me veo obligado a reescribir varias veces el comentario para adaptarlo a
las normas de juego y de cuando en vez, surge el "conceto como conceto".
Facultades de MIRicina.
La MIRicina como algo relacionado con la medicina y
circunscrito al período de preparación
del examen MIR es harto conocido. Ocurre que se comprimen en un sólo examen
muchas asignaturas para cuya respuesta
paradójicamente la experiencia clínica no es un factor favorecedor. Durante la
carrera de medicina uno asumía que en los meses siguientes a finalizar sexto
tendría que dedicarse a escudriñar en asignaturas memorizando de modo dirigido
porcentajes “preguntables” de enfermedades raras y sobre todo entrenarse para
responder a “preguntas tipo test con 5 opciones que cuentan negativo 1 de cada
3”. Era clave conocer cuándo podías arriesgarte si dudabas entre 2, 3 o 4
respuestas. Resulta bochornoso recordarlo, sobre todo teniendo en cuenta que a
lo que nos dedicamos con posterioridad no tiene mucha relación con esto. Pero
durante la carrera se estudiaba medicina.
Desafortunadamente contacté con la MIRicina
en dos ocasiones, la primera allá por 2003 y la segunda ocho años más tarde. El
examen presentaba pocos cambios, pero me sorprendieron los opositores. Eran auténticos expertos en
MIRicina. Habían empezado a recorrer sus entresijos ya durante la carrera de
¿medicina?.
Como en casi todo lo que sucede,
varios factores podrían contribuír a explicar esta situación. Los tentáculos de
las diferentes academias, cada vez más y mejor publicitadas, respondiendo a una doble llamada, la demanda
de alumnado y lamentablemente la de los programas de formación de las
universidades. Tanto las tradicionales como las emergentes bareman su
excelencia publicitando el ratio de alumnos que “colocan” entre los N-primeros
puestos del MIR, incluyendo un culto al número con la firma de la matrícula.
Además coherentemente han “adaptado”
aspectos de la formación que van más allá de reconvertir los exámenes a “preguntas
tipo test con 5 opciones que cuentan negativo 1 de cada 3”. Hay MIRicina desde
el primer día. Imagino que esto tiene repercusiones en la formación del
personal, y por ende en el usuario al que tratará…¿contará negativo?. Lo contrario sería contraintuitivo. En la
MIRcina no tienen cabida los enfermos, sólo las enfermedades y preferentemente raras.
Muy operativo todo.
Seguimos contando números,al cabo y fin, never and ever personas humanas....Llegará el día, que se estudie la gripe en Etica y legislación sanitaria a consecuencia de las denuncias por malpraxis.....-*+-* de paixxx
ResponderEliminarComplicado asunto... Hay que llegar a un compromiso entre la calidad y utilidad de lo que se estudia para este examen y la estandarización de una prueba a nivel nacional.
ResponderEliminarSi premiase la calidad y utilidad, para diseñar el examen habría que recurrir al sentido común de la mano de los grandes docentes y profesionales. Pero claro, se perdería mucho en estandarización. Unos años serían "más fáciles" que otros a vista del alumno. Por no decir que las univesidades, especialmente las privadas quizá, entrarían en cólera por la falta de normalización.
En resumen, premia la estandarización frente a la calidad. Y me temo que esto sucede en muchos ámbitos de nuestro querido mundo occidental.