miércoles, 17 de febrero de 2016

A propósito de un incidente crítico. Crianza y medicina basada en la evidencia

La cotidianidad de la psiquiatría es un reflejo de cómo el manejo de conflictos cargados de impacto emocional se integran en una intrigante rutina. Al menos a esta conclusión llego cuando no se me ocurre nada reseñable como incidente crítico, diferente a la aventura diaria de conocer enfermos entre enfermedades.
 Claro que el 13 de marzo de 2015 lo recordaré mientras viva. Ese día nació mi hijo y su irrupción en mi vida tiene sin duda un reflejo en mi funcionamiento diario. La diferente gestión del tiempo, la experiencia del sueño interrumpido y más cosas, suponen necesariamente un cambio. Eso sí, desconozco cuál. Documentarme al respecto de la crianza de Gonzalo con literatura científica paradójicamente cuestionó el paradigma de medicina basado en la evidencia (MBE) que me encantaba. Evidencia pisoteada por la evidencia de una experiencia particular. Esta es quizás la explicación de mi procrastinar en lo que a metodología e investigación se refiere en la actualidad.  En la MBE encuentro datos relacionados con enfermedades, incluso con empresas farmacéuticas, pero cada vez me cuesta más encontrarlos de enfermos o útiles para enfermos. Disfruto, en esta nueva gestión del tiempo (además de mi hijo) de textos clásicos que poco a poco complementan (a veces directamente sustituyen) a las guías o manuales de evidencias múltiples.

Y en estas ando, con dificultades para encontrar un evento crítico que pueda resolver utilizando la tradicional MBE

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